 El rostro es la zona del cuerpo más expuesta y revela nuestros sentimientos y pensamientos. Al bloquear los verdaderos sentimientos y expresar los que son más aceptables, el conflicto se registra en forma de tensión en los músculos faciales. La frase sonríe y aguanta describe perfectamente esa situación. La tensión crónica y el conflicto pueden configurar el rostro en una expresión permanente, algo que se observa sobre todo en los rostros de los ancianos. La vida entera de una persona o, más bien, los efectos que aquella ha tenido se reflejan con claridad en las facciones del rostro. Una vida de resignación y desilusión se manifiesta en unos músculos hundidos, una expresión de cansancio y palidez en todo el rostro.
Los músculos faciales tensos son una causa fundamental del envejecimiento prematuro. Los músculos situados por debajo de la piel dan al rostro forma y contorno. Al contraerse hacen que la piel se arrugue y aparecen así las líneas de expresión. Si los músculos permanecen tensos y no se relajan producen arrugas permanentes. La mejora más notable e inmediata que percibirá con el masaje es la disminución de las arrugas de la frente. Todas las manipulaciones de la frente ayudaran a suavizar las líneas del ceño y la expresión de preocupación. Indirectamente, también relajaran la mente a través de conductos nerviosos situados por debajo de la frente.
La cabeza es otra zona que, como el rostro, solemos creer que no está sometida a tensión. Pero existe una capa de músculos que cubre el cráneo, la cual se pone rígida cuando estamos tensos y produce dolores de cabeza. Las personas que realizan un intenso trabajo mental tienden a sufrir esa tensión. El masaje puede aliviarla y dejar a la persona con las cabeza despejada y con un aspecto varios años más joven.
El rostro y la cabeza son a menudo las partes que mas trabajan del cuerpo. El masaje libera tensión de todo el cuerpo y produce una expresión relajada y fresca. |