 El pecho y el cuello son, indudablemente, las zonas que reciben un mayor beneficio con el masaje. Aquí, trabajar directamente sobre la piel con aceite produce resultados espectaculares en términos de relajación. La persona que recibe el masaje se sentirá como si se le hubiera aplicado un tratamiento completo del cuerpo. La parte superior del pecho puede sentirse vulnerable al tacto. Ello se debe a que es aquí donde están el corazón y los pulmones. Nuestras sensaciones de tristeza y desilusión se almacenan u ocultan en esta zona del cuerpo. Cuando alguien solloza intensamente, todo el pecho se agita. El corazón es la sede de nuestras emociones y el lenguaje refleja esa conexión. Una persona tiene el corazón roto de dolor o se le detiene el corazón con un sobresalto. De algunas personas poco cariñosas se dice que tienen el corazón duro. La parte superior del pecho, y el corazón en particular, parecerían tener la necesidad de expresar y recibir amor. Cuando esa necesidad no se satisface, la negamos o se nos niega la oportunidad de expresar esta emoción, experimentamos los correspondientes sintamos físicos. La forma de muestro cuerpo empieza a reflejar este estado emocional. Se desarrollan unos hombros redondeados para proteger y escudar la zona del corazón ante nuevas congojas. Un masaje tranquilizador en esta zona anima a la gente a sentirse lo bastante segura como para desprenderse de sus defensas. En caso de alteración emocional, o de un trauma, un roce cariñoso sobre la parte superior del pecho suele ser suficiente para permitir que la tristeza o el dolor afloren a la otra superficie. Si tal fuera el caso asegure a la persona que eso es perfectamente normal y aceptable. A lo largo de un periodo de tiempo, el masaje ayudara a suavizar no solo la armadura del cuerpo, sino también la armadura emocional y mental. El pecho y el cuello acumulan buena parte de nuestra tensión emocional. El ,masaje en esta zona produce enormes recompensas y tranquiliza. |