 El inicio
Una vez que la persona llegue para el tratamiento, tanto usted como la estancia deben estar preparados. Su papel consiste en ocuparse plenamente de la logística del tratamiento, de modo que la persona no se quede preguntándose qué hacer a continuación. Eso significa que debe tener claros cuales son los pasos que conducen y siguen a un masaje.
Lleve a la persona a la habitación de tratamiento, e invítela a sentarse durante unos minutos. En primer lugar, proceda a reunir algo de información sobre su estado general de salud y cualquier achaque en particular. Por muy escasa que sea, siempre existe la posibilidad de que la persona sufra una enfermedad que no pueda ser ayudada con el masaje. Este tipo de interrogatorios le permiten anotar un <<historial>>. El profesional que trata un estado específico y grave necesita disponer de un historial detallado y muy completo, pero el indicado en la página 14 es sucinto u suficiente.
Una vez terminadas, está preparado para empezar. Pídale a la persona que se desnude, salvo las bragas o los calzoncillos o, si se siente cómoda, que se desnude por completo. Asegúrele que eso depende por completo de ella y que, sea cual fuere la decisión, a usted le parecerá bien, pero antes asegúrese de que usted mismo se sienta así. No la anime a desnudarse por completo si usted no se siente cómodo.
Sea discreto y abandone la habitación mientras la persona se quita la ropa, y emplee ese tiempo para lavarse las manos. Antes de salir, explíquele con exactitud dónde y cómo tumbarse; debe estar boca abajo para que usted pueda trabajar primero sobre la espalda.
Regrese a la habitación, cúbrale las piernas y las nalgas con una toalla y arrodíllese junto a la mitad inferior de la espalda. Cobre conciencia de su propia respiración y luego, lentamente, ponga las manos en contacto con la parte inferior de la espalda. Hable tranquilamente y de instrucciones a la persona para que respire con suavidad y naturalidad, para que hunda el cuerpo en la suelo. Aplíquese aceite en las manos e inicie el tratamiento. Antes de pasar a trabajar sobre las piernas cubra la espalda y deje al descubierto solo una pierna a la vez, en beneficio tanto del pudor como del calor de la persona. Cuando llegue el momento de darse la vuelta, sostenga la toalla cerca del cuerpo colocándosela encima cuando se tumbe. Como una comodidad extra, ponga una suave almohada bajo la cabeza y otra bajo las rodillas, para aliviar cualquier tensión en la parte inferior de la espalda. Al trabajar sobre la parte delantera del cuerpo utilice toallas de la misma manera discreta, cubriendo a la persona por completo cuando trabaje en la cabeza y el rostro, el cuello y el pacho, y dejando al descubierto una sola pierna a la vez al trabajar en los muslos y las pantorrillas. Finalmente, quizá prefiera colocar una manta ligera una vez completado el tratamiento, lo que hará que la persona se sienta muy cuidada y mimada. Déjela descansar de ese modo durante cinco a diez minutos, y complete el historial anotando las respuestas recibidas al tratamiento. Como estudiante, necesitara información constructiva, así que anímela a ser realmente honesta y a sugerirle formas en que podría mejorar. |